Hola!!

En este blog comenzarán a ocurrir cosas extrañas... (broma)

Sin embargo deseo que disfruten la historia que es sacada de mi universo paralelo al que vivo... "Destinada"

Sean bienvenidos y disfruten de la historia que creo para el mundo deamsiado dramátismo ¿No? xD

No te olvides que mi blog se alimenta de tus comentarios...!!
|®Saga Destianda - Angella ©Copyright|


Pdta: Cualquier nombre de esta historia es ficticio; si hay alguna casualidad con la realidad es sólo casualidad =D
Comiencen desde abajo...


10:07 a. m.

Capítulo 1 - Parte 1 -




Esclavitud


      Aaaw!! No es justo ¡Thomas! –Lo empujó hasta que él chocó contra la pared dónde estaban empotrados los casilleros.

Él se llevó una mano a la cabeza y se aseguró de que no hubiera sangre ahí; muy exagerado de su parte.
 
         ¡No quería entrar en esa clase! ¡La odio! –pataleó Lee, mientras yo intentaba alejarla de él antes de que le ponga un ojo morado. La envolví en un abrazo de oso –¡Ange no me interrumpas! Él sabía que odio a esa vieja Jefferson, la última vez que estuve en una clase suya tuve que vomitar como tres veces antes de llegar al baño. –me estremecí –Y dos después de llegar a él ¿Sabes lo que es eso, Thomas?

      ¿Lo que siente Mine cuando se siente gorda? –se burló, él.

Mine era al chica más creída de la preparatoria Hudson y la mayoría de cosas que hablan sobre ella era sobre su apariencia física. Era muy delgada pero bella como una modelo; sólo que eso fue hace poco puesto que ella hace un par de años era la regordeta. En otras palabras la catalogaban como bulímica, sin embargo era popular por su rara belleza.

      ¡NO! idiota –abrió los ojos dramáticamente –Fue horrible, tuve que ir a terapia por lo menos un mes. –Lee me dedicó una mirada de súplica girándose hacia mí. –Ange… tienes que hacer algo. O quieres ayudar a la Señorita Hale con mis terapias. Tú sabes la descripción de mi vómito. –la solté en un instinto de imaginarme a Lee de esa forma. Ella me había estado contando todo eso hace años pero hasta ahora tenía la imagen de ella sobre el retrete pidiendo que se detengan los mareos. Asqueroso, totalmente.

      Lee, por favor –pasé saliva asqueadamente – ¿Podrías ahorrar detalles? ¿Por qué siempre tienes que ser tan específica?

Ella me ignoró y se apoyo en uno de los casilleros. Me giré hacia Thomas que por alguna razón sonreía sin la mayor preocupación del mundo, le dediqué una expresión irritada.
 
      Y tú, yo creo que no tenías el derecho de inscribirla en clase de repostería cuando la decisión era de ella y no tuya. –chasqueó la lengua.

      Hey, les estoy haciendo un favor. –llevó sus manos a su pecho (Odiaba ver esa actitud de “tengo razón”) – ¿Hello? Nenas, ambas necesitan algo de feminidad en su rutina. No como las clases de defensa personal con el Entrenador y las peleas de nieve en el aparcamiento sobre el auto de mi tío Albert –Abrió su casillero, sacó un libro de repostería y me lo entregó en las manos; sí que era pesado.

      Espera…dijiste ¿les? ¿haciendo? ¿ambas? –entrecerré los ojos. – ¿Te refieres a que me has inscrito a mi también? –alcé mi mano y la cerré en un puño para darle un duro golpe y así ser la primera en dejarle un ojo morado antes que Lee, y que por esa razón nunca pueda olvidar en lo que se ha metido.

      Ha, ha… Ahora sí, será venganza de a dos –dijo Lee, con las manos en la cintura. Su clásica postura de superioridad. Luego juntó sus manos y las comenzó a frotar con una mirada infernal nos acercamos a él.

      No lo creo –Thomas ladeó la cabeza y giramos a ver. Ahí estaba el supervisor de pasillos justo mirando en nuestra dirección. Todos le dedicamos un mirada tierna como diciendo somos estudiantes buenos. Pero al parecer el supervisor no nos creyó e hizo un gesto llevándose dos dedos a la cara y mostrando sus ojos: los estoy vigilando, gesticuló.

Bajé la mano y sostuve el libro; Lee dejó caer sus brazos soltando un ruidoso suspiro. 

      Pues… no será ahora. Pero sí luego. Espero que sepas dormir con las ventanas y puertas bien cerradas –lo único que le faltaba a Lee era la risa malvada para imitar a la bruja mala de Blanca-nieves. –Mua ja, ja, jaja –ahí lo tienen, hasta la imitó.

Abrí el libro que tenía en las manos e intenté relajarme. Nunca en mi vida había cocinado, quizá hervir agua esa la única cosa de mi anhelada lista. No tenía que preocuparme por ello. A Fernanda, mi madre adoptiva, le encantaba hacer muchos postres los fines de semana y Walter, mi padre adoptivo, era uno de los grandes chefs de la cuidad, tenía un restaurante que esperaba ser catalogado como el mejor, sólo le faltaban algunas estrellas. O sea, estaba rodeada de cocineros y yo ¿tenía que ponerme a practicar? Ni loca.

Además no tenía ese tiempo, había decidido que esas horas extracurriculares las utilizaría para ponerme al día en las otras clases. En esta época del año la flojera manda más y era hora de ponerle fin. Había sacado el menor promedio del salón y eso era de preocuparse. A mis padres no les gustaría que yo fuera así. Tendría que pasarme todos los días yendo a la biblioteca a exprimir mi cerebro para poder aprobar el fin de curso.

        Hablaré con la encargada de las inscripciones. Creo que es la Señorita Hale. Quizá ni siquiera ha entregado la lista –me encogí de hombros, quitándole importancia a la situación. Pero rogaba en el fondo que sea como dije.

        Entonces te deseo la mayor de las suertes. –bufó Thomas.

En algún momento cuando Thomas se descuide le tomaré del cuello y lo estrangularé hasta que me pida perdón por ponerme en repostería.

        Thomas, te odiamos –concluimos las dos al unísono.
*******

-     Pues yo creo que no va. La lista ya pasó a manos de la secretaria y en estos momentos están colgando la información –la secretaria se encogió de hombros cuando le dediqué una mirada de súplica. –Angella, no entiendo porqué cambiarse de área. Estás muy bien ahí, fue una gran decisión. Me sorprendió mucho ver tu nombre pero me dije a mi misma que quizá quieras hacer esa clase por tu familia, además en un futuro te puede servir.

Ni loca iba a utilizar la repostería a mi favor, no me imaginaba ningún futuro con alguna gorra y un mandil blanco y cocinar bajo estrés. 

-     Señorita Hale, es que yo iba a dedicar ese tiempo para estudiar en la biblioteca, junto con Lee íbamos a asistir a clases con mejores promedios. –puse cara de perrito mojado –Pero el taller de repostería lo hará imposible. Necesito un cambio. –casi me rompo los huesos de mis dedos por cruzarlos. Sabía que la Señorita Hale era alguien a quien se puede persuadir fácilmente. –Es sólo un cambiecito de datos. –puse cara de niñita buena.

La secretaria que estaba sentada a lado de unos escritorios hizo el ademán de irse. Me quedé sola con la Señorita Hale; la psicóloga y encargada de aulas de la preparatoria Hudson.

-      Bien –aceptó. –pero a cambio usted será tutora de un alumno que se le designe. Con su amiga Lee no me las puedo lidiar; sería algo indisciplinado dejarlas a ustedes dos en una biblioteca, ustedes son capaces de crear fuego de la nada y quemar los tesoros de la famosa biblioteca. Incluyendo lo bullera que es Lee, ella se quedará en repostería. –rodó los ojos. –ella tiene que enfrentar sus malos momentos y qué mejor que asistiendo a esas clases.
Bueno eso no era lo que tenía en mente, quizá Lee sepa entender que necesito subir mis notas más que las de ella. Era un buen paso.

-     Está bien, lo haré –es mejor aceptar rápido antes que atenerse a las consecuencias. – ¿Será una niña que necesite asesoría en letras? Soy muy buena en eso. ¿Sería tan sólo un par de días? –sonreí alegre pero mi sonrisa se fue difuminando mientras la Señorita Hale intentaba corregirme. – ¿No es un niña pequeña? ¿es mayor?

-     En realidad es un chico; y es de tu edad, está siendo transferido de la Preparatoria de la Costa Este. Sólo necesitaré que le ponga al tanto de todo y que lo asesore con sus clases es muy fácil. Lo pondré en la mayoría de sus clases para que no la esté buscando o se éste perdiendo. Sabes que la Preparatoria Hudson es muy grande. –sonrió orgullosa.

-     Espere… yo no tengo tanto tiempo para eso. –bufé. Obvio que no. –No me voy a convertir en guía de nadie. Es más para eso está el comité de bienvenida.

-     Es eso o quedarse en clase de repostería. –Acomodó los lentes sobre el puente de su nariz. –Usted elige Señorita Thompson. 

-     Entonces serán las clases de repostería. –apremié – Estar con Lee me alivia un poco y…

-     Cambié de idea. –Me interrumpió con énfasis –Ustedes dos harían algo en esa clase que podría resultar alguien herido. Últimamente la Profesora Jefferson está algo alterada de los nervios luego del problema que tuvo con Lee Carton hace un par de años. Ahora la estoy obligando a que no esté en esa clase. Su nombre no estará en la lista de la Profesora Jefferson mañana. Pero estará en la lista de tutores y por ello también se le asignarán puntos, es como pasar un examen bimestral. En la lista estará el nombre del alumno y yo se lo presentaré temprano para que comiencen ese mismo día. –Sonrió hasta que le secretaria entró con un montón de fólderes manila.

Iba a reclamar esto. Le iba a dejar a Thomas un ojo morado. Lee no me perdonaría esto. Me matará cuando se entere que no estaré en la clase de la profesora Jefferson para acompañarla en su viacrucis. Pero sobre todo me iba a vengar a de Thomas, las dos, Lee y yo lo íbamos hacer.


        Cuenta… habla, desembucha. ¡Habla, Ange! Dime, ¡dime! –le iba a contar todo pero por la prisa que ella misma tenía no hubo momento en el que se callara.

-     Pues ya que me sacaste de clase de filosofía justo cuando el profesor me preguntaba si era correcto que le entregara un trabajo mínimo de diez hojas con las ideas de Platón. ¿Qué quieres que te cuente? Darling. –la miré pestañando exageradamente.

Me crucé de brazos algo irritada por ser la única en recibir tarea en esa clase. ¿Qué tenía que responder a esa pregunta? ¿Cómo yo voy a saber lo que pensaban Aristóteles y Platón? Estaban muertos y yo no podía leer mentes. ¡Qué absurdo!



|®Saga Destianda - Angella ©Copyright|